"La catedral figuraba como la más hermosa anécdota de su pasado -junto con el puente de Trajano-, como un bello anacronismo enfáticamente ignorado más allá del orgullo que causaba en los aurienses su presencia corpórea, material."
(falando de Auria)
Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, Capítulo III, páxs.19
No hay comentarios:
Publicar un comentario