martes, 24 de diciembre de 2013

En el silencio de la siesta

"Al entrar el fiacre por la calle de las Tiendas, en el silencio de la siesta, oyóse redoblado el ruido de las herraduras y el campanilleo de las colleras. Apenas puse pie en la rúa, asomáronse las tías, apiñadas en retablo, en una ventana del segundo piso, y Joaquina, que oteaba por otra del tercero, aspó el braceo de las alarmas y desapareció, arrepiada de urgentes avisos."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.165

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