"Le prometimos volver, y no ofrecimos por si se confirmaba el arribo de su familia, para todo lo que fuese necesario, incluso ayudarle a buscar casa... Precisamente en la Travesía estaban terminando unas con cuarto de baño... El cuarto de baño formaba parte principal de las obsesiones ultramarinas del buen Valeiras."
Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia,
Vigo 1997, páx.357
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