lunes, 10 de febrero de 2014

Aquellas veladas a cerrojo echado

"Supe también -revelado por Blandina- que no sólo las tías sino mi propia madre, desde hacía ya mucho tiempo, habían venido cosiendo, en el mayor secreto, para las familias principales de Auria; lo que mi hizo explicables aquellas veladas a cerrojo echado, que yo sorprendiera tantas veces al regresar, en la alta noche, del café o de mis correrías de holgazán."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.377

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