miércoles, 19 de febrero de 2014

Aquella ingratona

"Después nos enteramos que una buena familia de Auria se la había llevado a Bayona para cuidar de los niños durante el veraneo. Lola y Asunción lloraron a moco tendido por "aquella ingratona". Durante un tiempo me remordió la conciencia, pero, al final, todo terminó quemándose en la misma hoguera."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.435

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