"Recogió en la nevera la bolsa con las setas y salió a la calle, pensando que tomarse unos vinos antes de ir a visitar a Araújo lo tranquilizaría; en el Queso, pan y vino le pidió a Manuel que le guardara la bolsa en un sitio fresco; bebió una taza en el solitario establecimiento, "qué, Manonolo, esperando el año nuevo para clavar cinco pesetas más en cada taza, ¿no?" "qué mala leche, don Eusebio; no, hombre, lo que estamos esperando es el San Martín para hacer aquí una fiesta con queimada gratis. Vamos a tirar la casa por la ventana"."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.149.
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