"Recordó la festividad de San Martín, que tendría lugar dentro de tres semanas; muchas veces había contemplado la ofrenda floral desde la terraza; el cortejo municipal, de gala, salía del Ayuntamiento, cuya fachada daba al ala derecha de su piso; allí instalado, al amparo del sol suave de aquellas fechas, seguía la trayectoria de la comitiva que avanzaba solemnemente por la calle de las Tiendas hasta una esquina del edificio de la catedral, en donde, a la altura de unos diez metros, trabajada sobre la piedra catedralicia, estaba la imagen de San Martín de Tours;..."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.149-150.
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