"Se acercó hasta el bar Samuel y siguió bebiendo vino (...). Desanduvo a continuación la calle de los Hornos para buscar la muerte que había dejado en una bolsa de plástico y caminó con lentitud por el Paseo hacia el hogar de Máximo, que a esas horas estaría en bata dando vueltas de ciego por las habitaciones, huyendo de su mujer imposiblemente porque no acertaba a adivinar que de quien en realidad escapaba era de sí mismo."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.151.
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