"Cuando mediaba la entrevista, entró, muy excitado, su esposo con El Miño en la mano, en cuyos grandes titulares se leía: "Horroroso terremoto en Messina". (...)
Arreció aún más la campaña de El Vértigo en una serie de escritos donde intervenían los editorialistas del grueso calibre doctrinario al lado de los francotiradores y guerrilleros de los sueltos y gacetillas. Por su parte El Eco, hablaba de "incitación ácrata al atentado personal colectivo", a lo que el Tarántula contestó en un artículo, valientemente firmado, con cosas como éstas:"Se nos dice que preconizamos el atentado personal porque descendemos al ágora ciudadana - el ágora era el pestilente Campo de la Feria, en los arrabales de Auria, lleno de boñigas de los mercados ganaderos, que allí tenían lugar cada quince días, y que era donde se celebraban los mítines de "ideas avanzadas"(...)
Las algaradas del populacho seguían cada noche más ardidas y numerosas, y el alcalde publicó un segundo edicto apelando a la "tradicional cultura del pueblo auriense" y diciendo que "toda la Península tenía puestos sus ojos en la ciudad".
Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia,
Vigo 1997, páx.228/231
No hay comentarios:
Publicar un comentario