"...esperaron a que el semáforo de la Diagonal se pusiera verde, don Eusebio agarró a Araújo del brazo para cruzar, "no me refiero a protegerse contra nadie, sino llegar a casa y tener con quien hablar, que la soledad no sea una carga excesiva para uno solo", "sí, eso sí", concedió Máximo mientras marchaban por la calle Progreso..."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.123.
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