"Por la calle del Paseo llegó hasta la Plaza Mayor. Nubes que perfilaban un otoño dulce ocultaban la luna llena; al penetrar en el piso, descubrió que el desorden volvía a adueñarse de la ropa usada y de los platos sin fregar, pero no se preocupó: no existía ningún López que le reprochase la dejadez de su indumentaria ni de su olor."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.134.
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