"Rafael no se decidía a probar el contenido de la copa y para no verse obligado a hacerlo en primer lugar, don Eusebio se levantó y fue a la ventana. Miró el parque, la fuente chorreando agua y los últimos niños rezagados que aprovechaban la libertad de las cautelosas luces de la noche para seguir jugando. "Desde aquí se ve un bonito panorama", comentó. "Sí, aunque las edificaciones de esta plaza y las calles sin asfaltar estropean el sitio"."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.114.
No hay comentarios:
Publicar un comentario