“Los lobos aguantan mal el cautiverio y Manuel Blanco Romasanta, al año de
estar cautivo, murió de la tristeza que ocasiona la falta de libertad, hay
personas que son muy sensibles al encierro y reaccionan hasta con la muerte, a
los gorriones también les pasa. En la parroquia de San Verísimo de Espiñeiros,
en Allariz, se estuvo diciendo una misa por el alma del hombre lobo todos los
29 de febrero, o sea en cada año bisiesto, hasta que se perdió la costumbre con
la guerra civil. La campana de San Verísimo de Espiñeiros es tan noble y
agradecida que toca a gloria cuando le da el sol, la gente que no lo sabe se
confunde.”
Camilo José Cela (Premio Nobel de Literatura 1989). Mazurca para dos
muertos. (1983) Círculo de Lectores. Barcelona, 1989. Pág. 91.
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