“Me he ocupado en
el dia último de la declaracion de los facultativos de Allariz; y he hecho ver
en mi humilde sentir que su resultado es insostenible en el terreno de la
ciencia; que sus consecuencias están en abierta contradiccion con sus
antecedentes; y que la infalibilidad con que trató de revestirse esa
elucubracion erudita, es altamente ridícula. Creo haber probado que el buen sentido
y la sola razon basta para persuadir que el acusado es víctima de una
desorganizacion mental, que no pudo hasta ahora ser recta y desapasionadamente
apreciada.
La defensa, empero, de este desgraciado no
estriba solo, Señor, en su estado de estravío: á Manuel Blanco se le acusa de
lo que no existe; los crímenes porque se le hace cargo y de que él
voluntariamente se presenta reo son imaginarios; su confesion no puede darles
existencia; y sin hecho punible, es un contrasentido la pena. (...) En esta causa,
¿aparece justificado el cuerpo del delito?; ó lo que es igual, ¿constan que
hayan muerto violentamente las personas que se suponen asesinadas? Esta
pregunta es la que el Tribunal ha de resolver en su conciencia, antes de tomar
la pluma para decidir de la suerte del acusado.”
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