"El sol de las seis era una cárcel luminosa que apresaba a los habitantes de la ciudad.
Aún tuvo tiempo de beber tres copas seguidas de licor café en el Queso, pan y vino, lo que proovó una confusa discusión entre el camarero y él acerca de lo que sería capaz de aguantar bebiendo un hombre de su edad sin emborracharse, "puedo tomar otras tantas y estar tan tranquilo", zanjó don Eusebio la cuestión pero lo cierto es que cuando cruzaba la Plaza de San Martín sintió una enorme burbuja apoderarase de su cabeza y tuvo ganas de reír."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.106.
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