"-Perdonen la pregunta -dijo don Eusebio encendiendo un cigarrillo y dándole un chisguete suave al contenido de la copa, cuyo sabor peleaba en el paladar con el del licor café anterior-, pero ya que ustedes no comentan nada, me veo en la obligación moral de preguntarlo yo. ¿Han notado que ha desaparecido el olor corporal al que usted, López, hizo alusión en su día?"
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.108.
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