"Mientras iban camino del cementerio, recordó, era visible como una presencia el miedo que les encogía el ánimo a todos; la tenaz persecución que el sádico hacía de quienes habían dejado atrás lo que inútilmente se denomina madurez, empujaba a muchos de ellos a buscar refugio en casa de familiares que los acogían sin entusiasmo."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.87.
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