“Manuel Blanco es
un hombre de 43 años; cinco piés menos pulgada de talla, tez moreno claro, ojos
castaño claro, pelo y barba negros, semi-calva la parte superior de la cabeza:
fisonomía nada repugnante y sin rasgo
característico; mirada ya dulce y tímida, ya feroz y altiva y forzadamente
serena: pulsa á 62 por minuto; temperamento bilioso-nervioso sin exageraciones
ni predominio notable de aparatos; y aun el de tejidos es tan suave, que á
duras penas se reconoce: coincide con formas regularmente desarrolladas, y una
salud floreciente, nunca desmentida. Nada se advierte en su aspecto que difiera
del comun de los hombres. En su discurso nótase consecuencia, precision, buen
juicio y desconfianza: se advierte en él penetracion, tacto y talento naturales
y superiores á su condicion: su apostura es humilde con hipocresía marcada. Las
facultades afectivas y cognoscitivas no se resienten de vicios innatos, ni se
ostentan melladas por los adquiridos.
(...) y á todo esto
conserva memoria circunstanciada de sus hechos, de las victimas, circunstancias
de su muerte, votos que hacian por su vida, edades, nombres y cuanto puede
recordar el hombre mas cabal.”
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