"- ¡Hala de ahí, fantasmón...! Si te vuelvo a ver en éstas, vas a parar a San Francisco (era el manicomio de A..., espantoso, como un lugar de castigo). ¡Tengo dicho, y es la última vez! Tú, valiente (dijo hacia Marcial), hazle un buen vaso de ruibardo y ricino y mételo en la cama. A la noche le das una canada de vino caliente con ruda, y que la duerma... !Andando (dijo hacia todos) se acabó la función!
Eduardo Blanco Amor, Los miedos, ed. Destino, Barcelona, 1963, 1ª edición, páx.38
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