"Venían a "despedirse". La despedida duraba una semana o más, y daba ocasión para que "El Eco de A..." insertase en sus Sociales: "De paso a su habitual veraneo en las playas del Norte, han salido para sus posesiones de Valdouro..." Sus posesiones... ¡je!"
Todos los años hacían igual. Primero mandaban los chicos por delante, para dejar a la abuela cargada con ellos (aunque para mí no era ninguna carga) el resto del verano. Luego venían unos días, por suerte muy pocos, a "despedirse"; yo creo que era únicamente para dar lugar a que saliese en el periódico de los curas aquello de "sus posesiones", aunque todo el mundo sabía que era mentira, pues en A... se sabía todo y algo más."
Todos los años hacían igual. Primero mandaban los chicos por delante, para dejar a la abuela cargada con ellos (aunque para mí no era ninguna carga) el resto del verano. Luego venían unos días, por suerte muy pocos, a "despedirse"; yo creo que era únicamente para dar lugar a que saliese en el periódico de los curas aquello de "sus posesiones", aunque todo el mundo sabía que era mentira, pues en A... se sabía todo y algo más."
Eduardo Blanco Amor, Los miedos, ed. Destino, Barcelona, 1963, 1ª edición, páxs. 60-61
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