"La abuela no perdía el compás, saludando a todos por sus nombres "Concha, ¡qué alegría me das! Espero que mañana venga tu hija..." "Aquí estoy, doctor Corona... Nunca creí tener el honor..." "Isabel querida, sube despacio, que ya no estás para esos trotes..." "¡Ay, Julia, qué bien quedas sin tu marido, mucho más joven..." "Por aquí, por aquí, José, Manuela (eran los criados viejos, de A...). Id a Barrabás que os dé un buen jarro del blanco.Venís aspeados. ¡También, esa cuesta!".
Eduardo Blanco Amor, Los miedos, ed. Destino, Barcelona, 1963, 1ª edición, páx. 142
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