"Retrocedió hacia la puerta cuidándose de no alterar el orden hallado en cada mueble y cuando en la repisa de la entrada descubrió el encendedor que hacía un mes lo había deslumbrado en el aire gris del Liceo, se apoderó de él y bajo las escaleras sin hacer ruido."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.74.
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