"De vez en cuando se encontraba en el Liceo a algún socio con un olor penetrante a orines: no era exactamente suciedad, sino vejez acumulada en esfínteres incapaces de disciplinar las necesidades primarias de sus dueños, órganos que se independizaban y llevaban a cabo sus funciones desoyendo las órdenes y ritmos impuestos por aquellos ancianos sin fuerzas para aguantar unos segundos..."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.64.
No hay comentarios:
Publicar un comentario