"Era igual: tenía en sus manos a Nicanor Tejada que le había infligido menosprecios y burlas, tenía en sus manos a un aspirante a Socio de Honor que le precedía pero que no llegaría antes que él al rango deseado. "No vas a llegar nunca, desgraciado". Pagó el coñá y salió a la calle Lamas Carvajal."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.72.
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