Raquel empieza a sufrir amenazas de muerte, sospechando de sus alumnos (Capítulo 2, m.23), por lo que decide intentar identificar a los culpables introduciendo la literatura de misterio y, más concretamente, a su gran maestra, Agatha Christie (Devon, 1890 –Oxfordshire, 1976), conocida como la “Reina del crimen”. Escritora inglesa de más de sesenta novelas policíacas, muchas de ellas llevadas al cine, que tienen a Hércules Poirot y Miss Marple como principales detectives protagonistas. Observación y deducción formaban parte de su método que sería imitado por muchos otros escritores posteriores. “Asesinato en el Orient Express” o “Diez negritos” son algunos de sus títulos más famosos. La presencia de esta icónica escritora no podía faltar en la serie, donde será una profesora de literatura, Raquel, la encargada de llevar a cabo las investigaciones sobre el extraño suicidio de su antecesora.
La serie visita por primera vez la impresionante biblioteca del instituto (Capítulo 3, m.10), la propia biblioteca del instituto de Celanova en el que se rueda la serie, para que Raquel recoja una caja de libros que Viruca usaba en sus clases, todos ellos de escritoras, lo que permitirá a Raquel dar continuidad a la presencia de escritoras en las lecturas de sus alumnos, primero fue Pardo Bazán y ahora será “Nada”(1945) de Carmen Laforet (Barcelona,1921–Majadahonda,2004). Raquel rebuscará desesperadamente una primera edición de este libro, uno de los favoritos de su madre, entre las cajas y estantes de la biblioteca de su casa (Capítulo 3, m.15). Será un baile constante de libros, donde se intuyen portadas, títulos y autores. Finalmente explicará el contenido de este libro en clase (Capítulo 3, m.30): habla de las mujeres, de su renuncia a su deseo y sus aspiraciones; mientras Raquel recibe nuevas amenazas en su móvil. “Nada” es una obra existencialista, situada en Barcelona, que nada la pobreza y el estancamiento durante los primeros años del régimen franquista.
En una clase de Viruca (Capítulo 4, m.31), Roi, uno de los alumnos fundamentales en la trama, lee un fragmento de “Nada” perteneciente al capítulo XVIII: “Yo tenía un pequeño y ruin papel de espectadora. Imposible salirme de él. Imposible libertarme. Una tremenda congoja fue para mí lo único real en aquellos momentos. Empezó a temblarme el mundo detrás de una bonita niebla gris que el sol irisaba a segundos. Mi cara sedienta recogía con placer aquel llanto. Mis dedos lo secaban con rabia”. En este fragmento se recoge la frustración de la protagonista cuando pierde toda esperanza de libertad anhelada por el cambio de ciudad. Viruca interrumpe la lectura para preguntar por la ausencia de Iago ese día a clase. El conflicto entre ambos personajes se había desencadenado la noche anterior.
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