"El agua se represa en muchas partes para su aprovechamiento en las faenas molineras. Allí discurre con mansedumbre tal que la mirada apenas es capaz de acusar su movimiento; luego, tras desflecarse el borde de la presa, cuando se desmelena cachón abajo, su espumación es de una blancura inmaculada.
Pero toda esta idílica apariencia tiene un trasfondo trágico, porque el río, sin contemplaciones, cobra su tributo en vidas humanas, aparete de los animales que arrastran las riadas."
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.23
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