"En el río grande no se bañaban más que algunos domingos, cuando iban en familia a comer o a merendar allí mismo, a la orilla del agua. Se bañaban en la pequeña presa del molino, donde el agua, clara, cristalina, les daba por la cintura. Allí, remedaban las aventuras de los hermanos mayores; las fabulosas aventuras en el ignoto, anhelado río Miño.
Un día, al fin, fue con el padre hasta el Miño. Iban también los dos hermanos que le precedían en la larga formación familiar. Llevan un perro, un perro del padre, que también es cazador. Van por el coiñal, andando con dificultad sobre los cantos rodados."
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.21
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