"-¡Viene el río crecidísimo!
-Sí, se le hincharon las narices.
-¿Vamos a verlo al salir de clases...?
Se iban a ver la riada. Ya antes de avistar el río, se oía el fragor atronante, poderoso. El agua, de color achocolatado, decían, rebordaba el cauce normal y se adentraba en las huertas y fincas de la ribera; en algunas llegaba hasta las casas inundando los sótanos."
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.24
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