miércoles, 31 de octubre de 2018

¡Limosna ao ceguiño...!

"Desde ella se veían extrañas perspectivas del puente: la pared interior del gran arco central, aplomada su curva sobre el agua, arrastrando la mirada en su caída; el enorme tajamar, afilando contra la corriente su pétrea proa, en cuya plataforma crecían verbajos y pequeños arbustos dándole una singular apariencia de islote, un islote solitario en el que se arriesgaban -ahí sí- a aventurar sus sueños más intrépidos.

  En los burladeros tenían sede los mendigos, que voceaban sus salmodias con monotonía paralela a la del río, orillando la indiferencia de los transeúntes: "¡Apiádense del desgraciado! ¡Nunca así se vean! ¡Limosna ao cego! ¡limosna ao ceguiño...!"

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág.26-27

martes, 30 de octubre de 2018

Como un yugo gigantesco

"Al poniente, un elemento más del crepúsculo, se veía el Puente Viejo, con su piedra oscurecida, melancólica, empinada su achacosa joroba sobre la gran ojiva del arco central. Al Puente Viejo iban pocas veces, porque el pretil de piedra era alto (tanto como sus menguadas estaturas) y les dificultaba la visión del agua. Pero tenía varios burladeros coronando como atalayas los imponentes torreones de los pilares: pequeñas plazoletas semicirculares al borde de la estrecha calzada -sobresaliendo de ella, proyectándose en avanzadilla sobre el agua- guarnecidas de frágiles barandillas de hierro que componían con el recto pretil una línea mixta, como un yugo gigántesco."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág.26

lunes, 29 de octubre de 2018

Su entraña

"Ahora iban a ver el río muchas veces. Se acodaban en la barandilla del puente y miraban pasar el agua, incesante, monótona, que les producía una especie de hipnosis; acababan por sentirse avanzar sobre ella y jugaban a los barcos: "¡Ah del puente!, ¡un hombre por la borda!", y escupían; los salivazos caían aplomados, lentos, "por cámara lenta", decían, y ya cerca del agua se curvaba su vertical siguiendo la dirección de la corriente, como si ésta los atrajese, los poseyese ya antes de sumirlos en su entraña."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág.25

domingo, 28 de octubre de 2018

La riada

"En los puentes, la riada tenía su altímetro natural. Unos señores comentaban: "Hace cinco años llegó hasta los hierros". (¡Cinco años!, la mitad de su tiempo, casi todo en realidad, porque la memoria no abarcaba mucho más). En el encuentro frontal con los pilares, el agua se represaba y luego, al flanquearlos, se la veía salvar el desnivel precipitándose por el vano como por un tobogán, al modo de los cachones, horadándose con la fuerza de la caída, dando lugar a que se viesen las entrañas sucias, desaliñadas, de la riada."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág.25

sábado, 27 de octubre de 2018

¡Buen viaje, quiriño!

"Se veían a lo lejos los viñedos de Oira completamente anegados; venían aguas abajo ramas y arbustos en profusión; de vez en cuando, también algún animal. Ellos tenían su punto de control en la curva de la lejanía; desde allí los miraban venir, vigilando atentamente su trayectoria, al acecho del emocionante momento de su paso bajo el arco del puente. "¡Ahí viene otro!". El cerdo se iba deteniendo momentáneamente en los accidentales remansos (se veía girar el vientre blancuzco, abarrilado); luego se reincorporaba a la corriente. En el momento de pasar bajo el puente, le gritaron: "¡Buen viaje, quiriño!".

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág.24

viernes, 26 de octubre de 2018

El agua

"-¡Viene el río crecidísimo!

 -Sí, se le hincharon las narices.

 -¿Vamos a verlo al salir de clases...?

  Se iban a ver la riada. Ya antes de avistar el río, se oía el fragor atronante, poderoso. El agua, de color achocolatado, decían, rebordaba el cauce normal y se adentraba en las huertas y fincas de la ribera; en algunas llegaba hasta las casas inundando los sótanos."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág.24

jueves, 25 de octubre de 2018

Traidor

"Un año, el día de San Antonio, en una de las presas se hundió una barca donde pasaban su tarde libre un grupo de criadas. Se ahogaron casi todas, llevándose consigo al barquero, que era el único que sabía nadar. Aunque esta tragedia fue algo excepcional, lo cierto es que no hay temporada veraniega en la que no se ahoguen dos o tres bañistas, en más de un caso excelentes nadadores, porque, como suelen decir las madres para atemorizar a los hijos desobedientes, "el Miño es muy traidor"."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág.23-24

miércoles, 24 de octubre de 2018

Su tributo

"El agua  se represa en muchas partes para su aprovechamiento en las faenas molineras. Allí discurre con mansedumbre tal que la mirada apenas es capaz de acusar su movimiento; luego, tras desflecarse el borde de la presa, cuando se desmelena cachón abajo, su espumación es de una blancura inmaculada.

  Pero toda esta idílica apariencia tiene un trasfondo trágico, porque el río, sin contemplaciones, cobra su tributo en vidas humanas, aparete de los animales que arrastran las riadas."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág.23

martes, 23 de octubre de 2018

El fondo

"Las aguas del Miño son claras, cristalinas; aun en zonas bastante profundas, en muchos puntos dejan ver el fondo. Sólo en las imponentes riadas de comienzos de primavera y en las de las tormentas veraniegas toman un color arcilloso que, en primavera, suele durar varios días; en verano, raras veces pasa de las veinticuatro horas; después, como si quisieran resarcirse, se aclaran hasta un extremo inverosímil, que es una alegría para los ojos y una auténtica delicia para los abundantes bañistas, que pueden bucear a placer."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág.23

lunes, 22 de octubre de 2018

El primer recuerdo

"Es probable que el padre quiera bañar al perro o, a lo mejor, van simplemente de paseo; no puede precisarlo; no puede precisar casi nada, porque éste es uno de sus primeros recuerdos -el padre, él, los dos hermanos, el perro, marchando todos por el coiñal-, el primer recuerdo del Miño, de cuando el Miño no era más que una línea azul, vagamente sinuosa, discurriendo dócil por el brillante mapa polícromo del Colegio, entre la invariable salmodia: "El Miño nace en Fuente Miña, provincia de Lugo, pasa por Lugo, Orense..."."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág.21

domingo, 21 de octubre de 2018

Algunos domingos

"En el río grande no se bañaban más que algunos domingos, cuando iban en familia a comer o a merendar allí mismo, a la orilla del agua. Se bañaban en la pequeña presa del molino, donde el agua, clara, cristalina, les daba por la cintura. Allí, remedaban las aventuras de los hermanos mayores; las fabulosas aventuras en el ignoto, anhelado río Miño.

 Un día, al fin, fue con el padre hasta el Miño. Iban también los dos hermanos que le precedían en la larga formación familiar. Llevan un perro, un perro del padre, que también es cazador. Van por el coiñal, andando con dificultad sobre los cantos rodados."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág.21

sábado, 20 de octubre de 2018

Truchas aún vivas

"Y el Miño se confundía en sus sueños con todos los ríos maravillosos en los que el padre pescaba los domingos, en remotísimos lugares cuyos nombres se cernían como un arco iris sobre su asombro: ¡Casares, La Arnoya, La Gudiña, Puebla de Sanabria, Casayo...!; los ríos que palpitaban emocionadamente en la tina de zinc del fregadero, en la cocina de la vieja casa, cuando el padre llegaba de sus pescatas y les traía truchas aún vivas."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág. 17

viernes, 19 de octubre de 2018

Puente Nuevo


"Ellos fueron una vez de paseo con el padre por la carretera del Puente Nuevo y vieron el río de lejos, pero luego se olvidaron y lo confundían en el recuerdo con los regatos de la aldea (...) Pero aquí, en Orense, el río era algo fabuloso, temido aún y ya deseado, cuya aurora incipiente los deslumbraba ya a través de los frondosos comentarios de los hermanos mayores."

         
  Julio López Cid,   El Río, pág.17, Duen de Bux, Ourense 2008

jueves, 18 de octubre de 2018

A hurtadillas

"Desde la terraza se veía el río, lejos, reluciendo entre los verdes de la distancia; sólo la Hermana y los mayores; los pequeños no conseguían localizarlo: su mirada novicia se quedaba rezagada, temerosa, en una proximidad muy cercana porque se extraviaba al aventurarse por la lejanía.

  Los hermanos mayores iban a bañarse al río, a hurtadillas, a pesar de las recomendaciones, de los terrores maternos: "Un día me vais a dar un disgusto. No quereis escarmentar en cabeza ajena, y ya escarmentaréis en la vuestra", y un día sacaron al hermano mayor medio ahogado: había apostado que pasaría el río cuatro veces seguidas sin descansar y le dio un calambre en una pierna mediada la tercera vuelta."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág. 16-17

miércoles, 17 de octubre de 2018

Ahora, yo era el Miño

"Había un mapa grande en el suelo de la terraza del Colegio, a donde a veces subían durante el recreo, un mapa delineado en rojo con un trazo grueso contorneando el litoral de la península y, dentro de él, las provincias. No tenía ríos. Los niños jugaban: "Ahora, yo era el Miño" y, uno a uno, iban haciendo el consabido recorrido con minuciosos cuidado, poniendo un pie delante de otro..."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág. 16

martes, 16 de octubre de 2018

Orense

""El Miño nace en Fuente Miña, provincia de Lugo..."
Al terminar la clase, antes de salir al recreo, los niños se acercaban al mapa y recorrían la trayectoría del río con sus dedos casi siempre sombreados de tinta, enmascarados de yeso. Uno de ellos detiene su índice sobre el círculo negro junto al cual, con mayúsculas, está escrito ORENSE y afirma sus palabras contra el bullicio general: "Aquí-estoy-yo". La Hermana, levantando el pulsero en ademán ingenuamente amenazador, sentencia: "No toquen ahí con los dedos. Me lo ponen todo perdido".

            Julio López Cid, El Río, pág.16, Duen de Bux, Ourense 2008

lunes, 15 de octubre de 2018

La minúscula inmensidad azul

"El puntero resbalaba sobre la superficie brillante, encerada, con una vaga apariencia de mansa corriente, deteniéndose un instante en los puntos importantes -Lugo, Orense, Tuy-, señalados con un círculo negro, para fijarse en la minúscula inmensidad azul del Océano..."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág. 15

domingo, 14 de octubre de 2018

La salmodia

""El Miño nace en Fuente Miña, provincia de Lugo, pasa por Lugo, Orense y Tuy, y desemboca en el Atlántico, en Camposancos, entre Camiña y La Guardia, haciendo frontera con Portugal":

  La salmodia oscilaba con la monotonía de un péndulo, la monótona regualaridad de un péndulo, mientras la Hermana, con el puntero, iba siguiendo la línea azul, torpemente sinuosa, con que el río discurría dócil por el mapa polícromo."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág. 15

sábado, 13 de octubre de 2018

Vai caladiño

"Río Miño,
vai caladiño
non me despertes
ó meu miniño"

Popular

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág. 15

viernes, 12 de octubre de 2018

Un concurso

"El Río lo escribí durante el otoño, aunque es posible que el proceso de escritura se hubiese adentrado en el invierno y año siguientes. Por lo demás, es difícil recomponer ahora los motivos que me llevaron a escribirlo, aunque es muy probable que fuese simplemente la noticia, que a saber quién me comunicó, de la convocatoria de un concurso de novela en Galicia."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág. 9 ("a modo de prólogo")

jueves, 11 de octubre de 2018

Un ensayo de novela sin personajes

"Desde finales de la primavera de 1960 hasta comienzos de la del año siguiente, viví en Los Milagros, convaleciente de una grave operación de tórax, una de las etapas más gratas de mi vida, que fue además la más fecunda de mi vida literaria. Allí escribí, y en cantidad considerable (cantidad que- no hace falta decirlo- no garantiza en absoluto la calidad de lo escrito), de todo un poco, incluso un ensayo de novela sin personajes, es decir, con un solo personaje, un río, que da nombre a la novela, El Río."

Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense,  2008. Pág. 9 ("a modo de prólogo")

miércoles, 10 de octubre de 2018

Julio e o Río

Las Cuevas de Sésamo, na Calle del Príncipe de Madrid, eran unha sorte de imitación, nos anos cincuenta do século XX, das caves ou subterráneos que se puxeran de moda no París existencialista da década anterior e nalgún dos cales cantaba, de negro para o mundo, Juliette Greco, tan pouco dotada de graza. Nas paredes de Sésamo figuraban citas literarias en todas as linguas imaxinabeis menos o galego, o vasco e o catalán, porque aquel Madrid, coma este, vivía con feroz intensidade o odio ao pluralismo nacional. Por alí caiamos algunhas noites para trasfegar uns cubas libres (no argot do meu grupo recibían o nome de chanqueiros, o cal terminaron por aceptar numerosos camareiros manchegos de antano). Un pianista repasaba en Sésamo toda a canción francesa e italiana contemporánea e soía facernos caso cando lle pediamos o Macky Coitelo da Opera de non sei cantos Patacóns por Weil e Brecht. Había por alí algunha xente comunista que aplaudía.

Fallaban os da empresa o Premio Sésamo de conto e as votacións eran comunicadas polo altavoz en plan moi intrigante. Un ano (1959, coido) presentei, traducido ao castelán, un meu conto titulado "O Suso", que está ambientado na beira do río da Barbaña de Ourense. Non se levaba daquela a fantasía senón o realismo tenro do cal era mestre o probe Lalo Azcona, que soía facer vida no Café Varela aínda que, por veces, tamén era visto e ouvido en Sésamo. O meu conto chegou a finalista e mesmo Xulio Maside chegou a emocionarse comigo e cos outros camaradas que me acompañaban.

Pro o premio foi para Angela Ionesco, unha muller nova coa que eu tiña gulapeado algún gin-fizz no Café Teide e que, se non me falla a memoria, era xornalista de oficio. Moitos anos máis tarde "O Suso" foime moi eloxiado por Eduardo Blanco Amor quen me dixo que tal conto lle dira a idea para escribir Os biosbardos, sobre graxos infantís e xuvenís de Ourense coma o meu protagonista.
Tamén me quitei a espiña porque, ao ano seguinte, o Premio Sésamo lle foi outorgado a Julio López Cid, excelente escritor ourensano en castelán que batizado na pía de Santa Eufemia, aquela que ten propiedades artístico-literarias e que meteu na igrexa católica romana os naipelos Risco, Otero Pedrayo, Blanco Amor e os pintores Quesada, entre outros notabeis neófitos que logo persistirían ou non na Fe. M. Anxo Murado seica é tamén Sésamo.

Souben non hai moito de Julio López Cid, finísimo narrador e evocador en castelán, por unha nota necrolóxica maxistral e conmovente sobre a figura do Manaicas, quen fora o noso ídolo de nenez polas súas aventuras descomunais e só comparabeis ás do Capitán Marvel ou Maravillas que nos vendía a Viúva de Lisardo. Agora acabo de ler unha novela moi breve e bela de Julio sobre Ourense e o seu río, xa non a Barbaña senón o Miño. Titúlase precisamente El Río (Ed. Duen de Bux, Ourense) porque o protagonista é el, o río grande e temíbel que pasa so a ponte dos suicidios e cuxos remuíños nos poden afogar en pozos do Inferno ou pegos sen fondo. As vidas e as mortes técense e destécense na narración e unha atmósfera de nostalxia invade a alma do lector, sobre todo se este é ourensan e regresa, nas palabras precisas e Julio López Cid, ao centro de si mesmo.

Seguiremos falando de El Río.

Xosé Luis Méndez Ferrín. Artigo do Faro de Vigo do 28 de abril de 2008.

El Río, de Julio López Cid.

El Río. De Julio López Cid. Ed. Duen de Bux. Colección "La Letrería", nº 1.  Ourense, 2008. Págs. 120. Fotografía de cubierta: Mani Moretón. Diseño: José Luis Cofán Vidal. Impresión: Gráficas Rodi (Ourense).

Julio López Cid, escritor ourensano, que desde 1971 vive en Ferney-Voltaire (Francia) escribió esta pequeña obra en los años 60, pero estuvo inédita hasta ahora. En aquellos años la obra se entrego a la editorial Alfaguara para publicarla, pero el caso es que quedo sin publicarse.
El único personaje de la obra es "el Miño a su paso por Ourense, como irrepetible sueño de una ciudad reflejado en irrepetibles aguas", en palabras del autor.

La obra de Julio López es reducida, pudiendo citar El Umbral y el relato ¡Pobre Celso!, en una antología catalana de 1975, además de las breves evocaciones de la infancia de Puente Sobreira (La Gaya Ciencia, 1987) y Última Cena (Autófagas, 2002).

martes, 9 de octubre de 2018

Duen de Bux


Editorial constituída en xuño do ano 2000, con sede en Capitán Eloy nº9-1º, fundada por Alfonso Prada que estaría ao fronte até os primeiros días de xullo de 2017, cando a súa morte remataría con este interesantísimo proxecto literario ourensá.

Con edicións moi coidadas, a historia ou a arte eran eixes fundamentais na súa produción. Desde 2008 inician a súa colección literaria, baixo o nome de “La Letrería”, dirixida por José María Pérez Álvarez, “Chesi”. O seu primeiro número foi El Río de Julio López Cid.

O 26 de xuño do ano 2010 abría a súa propia librería, co mesmo nome, situada no número 5 da Praza Maior, aínda que a mediados de 2011 tería que pechar as súas portas pola crise que dominaba ao sector libreiro en particular, e a todos en xeral. Libros da editorial xunto a outros que teñan a Ourense como protagonista, tanto literariamente como en calquera outro eido, era a súa aposta.

Fotografía de Santi M. Amil (La Voz de Galicia)

O evocador nome de “Duen de Bux” é froito da dificultade que atopaba Alfonso Prada para dar de alta un nome xa que as variantes que elixía xa estaban recollidas, polo que optou por este nome no que “duen” remite a “dueño” e “Bux” a unha pronunciación exaxerada da palabra inglesa “books”.

Podes consultar unha artigo sobre a figura de Alfonso Prada no seguinte enlace de La Voz de Galicia
ou do Faro de Vigo.

lunes, 8 de octubre de 2018

Un único hombre

“El estilo de una ciudad es visible en la arquitectura,
en la ropa de las mujeres y en la calidad de la poesía.
Pero si para conocer un flor basta con olerla,
una ciudad, si se mira con atención, sólo es el indicio
de un hombre: y ese hombre puede ser un sabio,
un ladrón o un policia. Un único hombre (¿pero dónde estará?)
resume las maravillas de la ciudad
y sus perversiones,
la manera en que los líquidos circulan por ella.”

Estrofa 65. Canto II.


Gonçalo M. Tavares. Un viaje a la India. Seix Barral. Barcelona, 2014.
Edición orixinal en portugués do 2010. páx. 76