" "Después de todo", se habló caminando por la calle de los Hornos, "el tiempo, sólo el tiempo, fue quien se encargó de dar carpetazo al asunto del pobre Vicente". No podría echarse atrás; lo había programado e iba a aceptar el reto. Entró en el bar Samuel.
-Una copa de licor, Samuel."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.32-33.
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