"Bebió un agua sin gas porque el sabor del licor café empalagaba los recuerdos del amanecer. Dejó pasar las horas sin darse cuenta de ello y cuando empezaron a llegar los periódicos, subió a la biblioteca y se adueñó de la estancia, reinó sobre aquel país de tinta reciente y letra impresa."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.54.
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