"Por Curros Enríquez se encaminó hacia el Puente Nuevo; acodado en el petril contempló el río descender mansamente, pero tuvo la elegancia de no filosofar en torno al asunto, quizá porque no había cometido la torpeza en su vida de leer nada referente a ello. El necio es un hombre que filosofa cuando sólo hay que vivir, meditó."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.54.
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