"Dentro de unas horas será la fiesta para los Socios de Honor del Liceo; tengo ganas de ver cómo están de salud aquellas momias, si es que acuden.
Sintió frío. Se puso una bata y recorrió el pasillo levantando ecos y polvos de antigüedad; deseó que la noche fuera un mal sueño que discurriese velozmente, que se encontrara pronto instalado en la nueva mañana, que la claridad del amanecer le devolviera la presunción de su poderío."
José María Pérez Álvarez, Las estaciones de la muerte. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.53.
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