“Que pues no
presenta su organismo ni señales anemnésticas, ni causas ni motivos actuales
capaces de dar origen á perturbaciones violentas de la inteligencia: que las
inclinaciones que de su conformidad pueden inferirse, no son suficientes á
explicar la tal licantropia, ni los actos á que inducen son coactivos é
invencibles, declaran que Manuel Blanco obra con libre alvedrío, conocimiento y
fin moral, que su ladeo al vicio es voluntario y no forzoso. (...) Manuel
Blanco calcula medios, mide y combina tiempos, modos y circunstancias; no mata
sin motivo, ni acomete sin oportunidad; conociendo que hace mal se oculta,
seduce para robar: mata para ocultar, reza para seducir: conoce el deber y la
virtud para desoirlos; luego de su conformacion, de sus actos, de su historia,
de sus disculpas mismas se evidencia que el Manuel Blanco no es loco, ni
imbécil, ni monomaniaco, ni lo fué, ni lo logrará ser mientras esté preso, y por
el contrario de los datos referidos resulta que es un perverso, consumado
criminal, capaz de todo, frio y sereno, sin bondad y con alvedrío, libertad y
conocimiento: el objeto moral que se propone es el interés: su confesion
esplícita fué efecto de la sorpresa, creyéndolo todo descubierto: su
esculpacion es un subterfugio gastado é impertinente: los actos de piedad una
añagaza sacrílega: su hado impulsivo una blasfemia: su metamórfosis un
sarcasmo.”
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