“... pero
Fedellaperna se apoderó otra vez de la palabra y los demás acallaron, por
oírle, los deseos de hablar:
-De otra “fada” sé,
pero ésta cayó sobre una moza por mandado de su padre; tuvo un pronto al verla
comer tanta carne de cerdo como comía y la puso de fiera y de loba. Al instante
la cuitada escapó al monte y se juntó con las bestias feroces. No es que siempre fuera loba
–aclaró-, sino por veces capitana de los lobos, y su voluntad se le cambiaba:
unos días estaba en vena de matar y echaba a sus lobos sobre la gente; mas
otros días acordaba los tiempos que era criatura humana y arrepentíase y sujetaba
a las fieras para que no hicieran mal. (...)
-Y habéis de saber
que un día quiso entrar en un molino, hallándose en figura de loba, y al meter
la pata por debajo de la puerta fué el molinero y se la cortó con un hacha y
entonces ella dióse a gritar y tornó a ser mujer y estaba manca; volvió a su
casa y desde entonces nunca más lobeó.”
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