"Iban pendientes de localizar el Monasterio de San Esteban de Ribas de Sil, materialmente colgado en uno de los más altos picachos; hacían comentarios sobre la Ribera Sagrada, vivero de cenobios en el remoto y sugestivo medioevo; se encandilaban en un ingenuo ideal de ascesis...
De aquel viaje -de los cursillos de Acción Católica y de los Ejercicios Espirituales que hicieron poco después- surgió la vocación religiosa de uno de ellos."
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.63
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