"Había en la ciudad dos suicidas frustrados. (...)
Fue durante uno de estos últimos cuando, un aciago día, al ir a llevar una maleta a la estación, al cruzar por el Puente Viejo, tuvo que hacerse a un lado para dejar paso a un camión, refugiándose en uno de los burladeros donde tenía puesto fijo un aciago mendigo al que le faltaban dos piernas. (...) Luego, tras tirar la maleta al río, registrarse los bolsillos y darle todo lo que en ellos llevaba (unas quince pesetas), apoyó sus manos en la barandilla y, de un salto, se arrojó al vacío. (...)
Lo encontraron enseguida, pues había caído muy cerca de la orilla sobre un lecho de roca donde apenas hay metro y medio de hondura, e instintivamente se había agarrado a una peña inmediata."
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.104-105
No hay comentarios:
Publicar un comentario