"La tradición, sin base histórica fiable, atribuye al Miño una considerable riqueza aurífera en épocas remotas, de la que se derivarían los nombres de la ciudad y del vecino pueblo de Oira. Sin quitar ni poner rey, sea como fuere, lo dorado existe, más o menos simbólicamente, en el color de los vinos, que, si no constituyen una extraordinaria riqueza, contribuyen al modesto bienvivir de algunos cosecheros y, sobre todo, a razonar el exquisito humor de que gozan fama los habitantes de la ciudad."
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.83
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