"El más extraño y comentado de cuantos suicidios tuvieron lugar en la ciudad fue el de un estudiante de veinticuatro años, alumno de la Facultad de Filosofía de Santiago, ya en el último curso de carrera; buen estudiante, inteligente, con fama de buen poeta, aunque pocos conocían sus poemas; tenía novia y parecía estar muy enamorado. (...)
Su muerte fue una sorpresa para todos, incluso para los compañeros de curso, por más que durante el mes anterior a Navidad había dicho repetidas veces que el día de Nochebuena les daría una gran sorpresa; "¡Ya veréis!, vais a conocer el hondón de mis entrañas", y hacía con la mano un expresivo cuenco."
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.107-108
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