"Se echaron a andar. Cantaban de nuevo: "Era una mañana / toda de cristal / Yo soñé embarcarme / rumbo al ideal..." Cuando avistaban la ciudad, empezó a lloviznar. El contacto de la lluvia los estimula. Se engolan las voces: "...rumbo hacia la playa / dorada y serena...". (Habían venido siguiendo el curso de un riachuelo; sólo entonces se dieron cuenta de que era un subafluente del Miño: el Sila, afluente del Barbaña).
***
Años después, los paseos por la Carretera de Oira eran lentos, melancólicos... ya los viejos sueños los abrumaban como un inútil fardo apegado a sus espaldas."
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.81
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