"Se reían a más no poder. Desayunaron y se dispusieron a salir con el vago propósito de llegar hasta Augas Santas. Se despidieron cordialmente del huésped, que les cobró una miseria, y se echaron a andar. Cantaban, con un aire de marcha del Frente de Juventudes, un viejo poema, ya prescripto y proscripto:
Era una mañana
toda de cristal (...)
No tuvieron que andar más que un kilómetro. Junto a la fuente, comieron y se quedaron toda la tarde, hablando, hablando incansablemente de todo lo habido y por haber (ya no se acordaban ni por asomo de Santa Mariña de Augas Santas)."
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.75-76
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