"Entraron en el pueblo. Olía a estrume y a humedad. El paisano llamó en una casa palmeando fuerte sobre la puerta: "¡Camilo, son eu!" y pidió posada para unos amigos que iban "de peregrinación a Augas Santas" (era lo convenido para no despertar sospechas, pues al día siguiente había fiesta en Santa Mariña). No tenían sitio, ni tampoco en las dos casas siguientes, pero en la última los dirigieron a otra donde era casi seguro que los atenderían."
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.72
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