"Marga se ofrece a llevarme a casa, aunque ella vive en Ourense ciudad. Declino el ofrecimiento.
-Gracias, Marga. Me cojo un taxi. Llámame con lo que sepas, ¿vale?
-¿Estás bien?
Asiento con muy poca convicción.
-En algún momento tendremos que hablar -me dice.
-¿De qué?
-De todo lo que callas, Raquel. Que estúpida no soy."
Carlos Montero. El desorden que dejas. Ed. Espasa. 2016. Pág. 323.
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