"Camino por las calles de Novariz, apenas iluminadas. Me recuerdan a Lisboa, una ciudad que, no sé si por conciencia ecológica o por falta de medios, tiene un alumbrado nocturno mínimo. Al igual que Nueva York. Bien es verdad que en la Gran Manzana los edificios y los escaparates iluminados suplen la carencia de farolas. No sé porque me pongo a pensar en algo así."
Carlos Montero. El desorden que dejas. Ed. Espasa. 2016. Pág. 351.
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