"Una noche de finales de primavera, con el pretexto de una Adoración Nocturna (casi todos militaban o habían militado en las Juventudes de Acción Católica), se fueron hasta el Miño y estuvieron tiempo y tiempo allí, al borde del agua, sentados en las peñas de junto a Los Caños; había luna y un silencio que apenas se atrevían a romper; alguien comenzó a silbar un nocturno de Chopin; la música rielaba en el silencio, pareja a la luna sobre el agua; recitaban a Poe:
...pues la luna ascendente, dulcemente,
tráeme ensueños de Annabel Lee,
como estrellas tranquilas, las pupilas
me sonríen de Annabel Lee
y reposo en la noche embellecida
con mi siempre querida, con mi vida;
mi esposa luminosa Annabel Lee...
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.56
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