"Regresaban despacio, deteniéndose muchas veces, distanciándose las parejas. Se veía la mole del Puente Viejo, realzaba su belleza contra el poniente, los arcos como agrietados en el contraluz...
Ella dice: "Me gusta el puente". En la mano estrechada, él siente los latidos apresurados, tensos, acordes a la intensidad del instante tan único. La emoción lo va colmando; llega hasta sus labios. Rompe a cantar muy quedo:
¡Ay, quén che me dera ponte
si ti foras o regueiro,
(El misterio de la copla va envolviendo a la muchacha, tejiendo con su melodía una trémula clausura que la aísla como una crisálida).
salgueiriño ao pé da fonte,
amieiral polo ribeiro...!
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.47
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