"Ellos amaban los caminos, todos, y, sobre todos, los que tras haber rezagado los arrabales de la ciudad, donde todavía participan de un relativo urbanismo, orillan las escarpaduras del Loña, improvisados, haciendo verdaderos equilibrios para no perder pie. (Más tarde, años después, la carretera de Oira, tendida dócilmente a lo largo del Miño, plegándose a su voluntad mayor).
Julio López Cid. El Río. Duen de Bux, Ourense, 2008. Pág.53-54
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