"Mama había enfermado seriamente. Por consejo terminante de los médicos se había ido a pasar una temporada, sin determinación de plazo, a casa de la prima Dosinda, una soltera rica, de la rama de los Andrade, que vivía en una gran casa de labor, allá en las tierras de Larouco, en el paisaje austero y grandioso de la cuenca del Bibey, donde la soledad y la lejanía del mundo son casi perfectas. En la correspondencia que entablamos yo la animaba a quedarse el tiempo que fuese necesario y le pintaba mi vida con los colores más felices."
Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia,
Vigo 1997, páx.243
Lembranza de Grixoa, onde Blanco-Amor pasou uns meses de neno, na casa dunha tía.
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