"La gente, mucho más que la que vi desde arriba, se había agrupado frente al palacio. Todo en un instante, como si hubieran estado esperando tras las puertas; incluso aparecieron los jornaleros que debían estar lejos, en las labranzas. Fuera de la portalada, entre los dos cipreses, había un coche alquilón de los de A...
Barrabás iba y venía entre la casa y el grupo, casi corriendo. El señor de negro, agitaba los papeles señalando la casa y farfullando. Diego y yo, frente al grupo del personal, seguíamos aquellos movimientos cogidos de la mano."
Eduardo Blanco Amor, Los miedos, ed. Destino, Barcelona, 1963, 1ª edición, páx. 211
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