La Sierra de San Mamed
ya no quiere dar abrigo
á este infernal enemigo,
de alli se marcha Manuel
con aquella idea cruel
iba dando desconsuelos;
á la orilla de Fornelos
á una anciana se comia,
da disgustos cada dia
á padres, hijos y
abuelos.
La divina Providencia
no lo quiere descubrir,
conformarnos y sufrir
llevándolo con paciencia;
no quedará sin sentencia
ni tampoco sin castigo,
que nuestro Dios es
testigo
y su premio le dará,
y en él un dia se verá
que se le acabe el
abrigo.
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